¿Qué es la maga? y ¿Cómo reconocerla?
En Puerto Rico tenemos tesoros que no se encuentran en ningún otro rincón del mundo. Uno de ellos florece con fuerza, con color, y con un simbolismo que toca el alma: la flor de maga. Desde que la vi por primera vez, supe que era algo especial. No es solo una flor; es un reflejo de lo que somos como pueblo: fuertes, bellos, y únicos.
Quiero contarte cómo reconocerla a simple vista, para que cuando la veas, no pase desapercibida. Porque la maga, como todo lo nuestro, merece ser celebrada.
La maga es la flor nacional de Puerto Rico, una especie endémica que solo crece de forma natural aquí. Su nombre científico es Thespesia grandiflora. Es de esas flores que detienen la mirada. Aunque muchos la confunden con el hibisco del mar o con la amapola, tiene una personalidad y una presencia completamente distintas.
¿Cómo reconocerla?
Te cuento cómo la identifico yo:
1. Flor vibrante y majestuosa
Tiene un color rojo intenso que, bajo el sol, parece encenderse. Sus pétalos son grandes, suaves y se abren como una campana delicada. A veces las encuentras en tonos rosados, pero el rojo es el que más resalta.
2. Hojas con forma de corazón
Sus hojas son anchas, de un verde profundo, Me encanta cómo se sienten al tacto, casi como terciopelo vegetal. Tienen forma de corazón, literal.
3. Un árbol
El árbol de maga puede crecer alto y frondoso. Su tronco es recto, su copa redondeada, y da una sombra que invita a quedarse. He visto muchos en parques, en plazas de pueblos y hasta en los expresos.
•¿Por qué me inspira tanto?
Porque no hay otra como ella. La maga solo florece aquí, en nuestra tierra. Es símbolo de resistencia, de belleza natural y de orgullo puertorriqueño. Florece incluso en suelos difíciles, como nosotros. Para mí, es más que una flor: es identidad, es pertenencia colectiva.
En mi proyecto Endémico, quise incluir a la maga porque representa todo lo que defiendo y celebro: lo nativo, lo auténtico, lo que florece sin destruir. Cada pieza inspirada en esta flor es un recordatorio de que lo más valioso muchas veces nace justo donde estamos.
La próxima vez que veas una maga, tómate un momento. Obsérvala bien. Siente lo que te transmite. Y recuerda que, como ella, tú también floreces con fuerza en tu propia tierra.
